Parte de los clásicos de los noventa está Digimon, una serie basada en un juguete que aumentó su popularidad y dio a su audiencia misterios y aventuras increíbles para niños y, quizás, adultos. ¿Aún se sostiene por sí sola?
Las compañías de juguetes han practicado distintos métodos para promocionar y aumentar sus ventas, entre las cuales está la creación de series animadas basados en sus productos. Bandai, un empresa japonesa, lo hizo con Digimon Virtual Pet: una serie de juguetes móviles que guarda cada uno una mascota virtual que se puede cuidar y/o digievolucionar (transformación que lo hace más poderoso) para ponerlo a competir con otro. En corto tiempo, gracias a la creciente popularidad y ventas, Bandaí pudo financiar su primera serie: Digimon, animada por Toei Animation y trasmitida desde 1999 hasta 2000. Hasta el día de hoy, es proclamada como uno de los mejores animes y más recomendados. La trama consiste en que un grupo de siete niños quedan atrapados en un mundo virtual, el Digimundo, donde tiene que afrontarse a fuerzas malvadas que solo podrán detener con la ayuda de sus nuevos amigos digimon. Antes de empezar la reseña, es importante mencionar que está es una crítica únicamente dirigida al doblaje español latinoamericano, ya qué está manejó de distinta forma la edición, los diálogos y la banda sonora como las demás existentes.
La historia se desenvuelve en muchas aventuras y misterios. Compuesta de cinco sagas con villanos y retos distintos, la serie presenta problemáticas y resoluciones sin sobrecargar de contenido a los espectadores. También logra vender que la trama seria en su propio contexto: desde el primer episodio, todos los protagonistas están en peligro de lastimarse o incluso morir, sobretodo sus digimons que están más expuestos a las batallas, y, a medida que progresa la historia, más vidas se ponen en la línea. Sus 54 episodios dan contenido de interés a la historia, incluso los de relleno que por sí mismos ofrecen historias extras que contribuyen a los eventos y al tono emocional de la saga.
Los personajes le dan vida al anime. Los protagonistas son agradables y fáciles de simpatizar; pero son los niños más complejos e interesantes que los digimons (aunque hay una excepción a mediados de la serie).Todos están en una historia de supervivencia en que la amistad entre ellos es esencial para afrontar conflictos externos como internos. Al afrontar con el apoyo y comprensión entre ellos, los niños superan sus problemas y los compañeros digitales evolucionan. El poder de la amistad se vuelve en una temática recurrente y esencial para la historia, pero no logra integrarse orgánicamente a la serie cuando es expuesta de forma redundante y forzada en los diálogos. A pesar del ello, trae villanos interesantes que representan un reto emocional para los protagonistas. De todos ellos, el mejor debe ser el antagonista principal de la tercera saga. Sin hacer spoilers, es un personaje entretenido de ver y el único que formó un plan que tenía distintas metas y pudo haber funcionado.
La animación es otro aspecto bueno de la serie. Los escenarios del Digimundo, que tienen un tono fantástico y misterioso, son dibujados con una técnica de acuarela que permite resaltar a los personajes. Lo malo es que son muy repetitivos. Dan la sensación de que los personajes han vuelto a los mismo lugares de episodios anteriores. Los humanos están bien dibujados y diseñados de forma que cada uno es auténtico; lo mismo va con los digimons y sus digievoluciones, aunque algunos cambian muy poco y/o utilizan cgi que antes era impresionante. También hay pequeñas instancias en que los dibujos están mal proporcionados. Aunque no ha envejecido bien la animación, está acompañada por una buena banda sonora que varía de instrumentos orquestales para momentos emocionales hasta guitarras eléctricas en las escenas de acción y digievoluciones. Estas últimas son memorables junto a la alegre y sentimental canción “Butterfly” del intro.
Las series basadas en juguetes suelen enfocarse más en presentar los productos que en dar buenas historias y personajes. Digimon fue un caso diferente. No tiene los diálogos más profundos o sutiles, la mejor animación o un elenco perfecto, pero es una serie que tiene corazón y gran interés de relatar una aventura épica y emocional. Además de tener una buena banda sonora, es un anime muy recomendable para verla por primera vez como un anime infantil o para volverla a ver en una maratón de nostalgia.
Cristina Sandoval
