Berserk, uno de los clásicos más alabados en la comunidad del anime. Quizás más conocido por su manga, las series animadas han sido queridas como despreciadas por algunos aspectos de su historia de monstruos y luchas contra el destino, como la adaptación de 1997.
Una de las series para seinen más conocida es Berserk, que relata fantasía oscura en un mundo paralelo a Europa Medieval. Inició como un manga, del mismo nombre, que empezó a publicarse en 1988. A día de hoy, el manga continúa a un ritmo irregular y lento por su mangaka Kentaro Miura, pero el trabajo sigue siendo apreciado por su narrativa y estilo detallado y oscuro. Tanto éxito llamaría la atención a varios estudios para hacer una serie inolvidable, pero no ha sido el caso por varias razones: es imposible mantener un ritmo consistente de episodios, la trama es muy compleja, reproducir la violencia es un reto moral para los estudios y animadores, y la animación sería muy cara y tardada (si quisieran ser fieles al arte del manga). Por ello, las adaptaciones animadas se han puesto en distintos proyectos: una serie en 1997, tres películas en 2012 y 2013, y un anime actual desde 2016. Esta reseña criticará la primera, por si sola, que se considera un gran clásico. El anime se centra en Guts, un mercenario solitario en una época de conflictos, cuando la humanidad está en su estado más violento y corrompido, pero al unirse a un grupo de mercenarios La Banda del Halcón empieza a cuestionar sobre la dirección que toma su vida.
Formada de 25 episodios sin relleno, Berserk desarrolla de manera consistente su historia y personajes. El primer episodio se puede dejar de último, ya que ocurre en el futuro y da solo spoilers. La serie es cruda y no es para un público de corazones débiles. Explicitas e implícitas, hay cantidades de muertes, sangre, torturas, mutilaciones, violaciones; y todos contrastados en un ambiente de injusticia, guerras y fuerzas demoníacas. Es un contexto de violencia normalizada que permite sostener todos estos actos bruscos sin que estas se vuelvan en exageraciones, a la vez que permite relatos intensos. A pesar de ello, el mundo es algo vacío. No se sabe mucho de la geografía, los bandos de la guerra y de los monstruos; que se suponen que cobran importancia para la Banda del Halcón en un futuro.
La historia se centra en el viaje de sus personajes que son muy humanos. Guts, un personaje trágico, no es el típico protagonista badass de anime. Él es amoral, de pocas palabras, conflictivo, simple y hace lo que quiere. Se mira como un soldado poco importante que pelea siempre por su vida, aunque haga hazañas milagrosas que beneficia a sus amigos. Ellos lo miran como un héroe imparable, quienes lo hacen dudar sobre sus decisiones y destino. De todos ellos, el más interesante es su líder Griffith, quien todos mira como un mesías. Él y Guts forman una dinámica fascinante basada en sus contradicciones, la cual conforma una importante línea narrativa en la historia. Cabe mencionar que la interacción entre todos es muy importante, sobre todo en el final. Sin hacer spoilers, es el punto más emocional, crudo y violento de toda la serie, tanto por el impacto narrativo como visual. Es tan fuerte que aún se sigue hablando de ella, y puede que sea a tu gusto un final satisfactorio u horrible. También trae memorables antagonistas, más interesantes que los anteriores, de los cuales se revela uno de los más conocidos y despreciables del anime.
Con tanta crueldad, la animación no se escabulle de retratarla. Casi no hay censuras y visualiza bien un escenario medieval occidental de los más pobre y de los más opulentos. Un claro desperfecto es que la animación no es de alta calidad. Cubrió los estándares de los noventa, pero no ha envejecido bien con sus trazos irregulares, desproporciones y usuales imágenes estáticas de acuarela.. La banda sonora le sucedió lo contrario. Es excelente con instrumentos de todo tipo y sintetizadores. Se reproduce en las escenas de forma coherente a su tono. Los más memorables, hechas por Susumu Hirasawa, deben de ser Behelit y Guts que acompaña bien en las escenas de contemplación, suspenso y fantasía. Vale mencionar que el intro es engañoso. Introduce al anime como un shonen por un vocalista que, sin ofender, tiene una pronunciación graciosa. A pesar de ello, uno se acostumbra a ella y termina amándolo.
Berserk (1997) sufre de varios problemas relacionados a los retos de adaptar el manga de Miura. El resultado: un anime con un mundo incompleto y pobre animación, pero con grandes personajes que son el centro de la historia. Junto con la banda sonora, ofrece una experiencia que desafía los sentidos y da muchos momentos de reflexión existencial. Vale la pena darle un vistazo completo a la serie, y si no quieres verlo por la violencia, al menos dale una oportunidad a la música. Si quieres continuar la historia, sin censura alguna y en su mejor condición, es preferible leer el manga.
Cristina Sandoval
