En este momento, Edgar Allan Poe podría sentirse alagado. Japón hizo un anime que continúo parte de su legado literario y toca gran parte de las temáticas del horror. Solo imagínate, eres un estudiante de secundaria que, por azares del destino, debes resolver asesinatos por diversión.
Así se dio a conocer a Rampo Kitan: Game of Laplace en el 2015 como estreno de la temporada de verano. Una serie que sobresalió por el misterio, el trasfondo psicológico y los detalles gore crudos y sin censura. Fue producida por Lerche, un estudio reconocido por sus animaciones experimentales que no están enfocadas a un público comercial. A su vez, estuvo dirigida por Seiji Kishi y escrita por Makoto Uezu que conforman un equipo excéntrico y comprometido, una mezcla extraña que se complementa con su estudio. Curioso, ¿no?
Rampo Kitan… fue un homenaje al 50 aniversario del fallecimiento de Edogawa Ranpo. Este hombre fue un escritor japonés que marcó un antes y un después en la literatura del horror japonesa [DATO: Aunque usted no lo crea, en Japón se le considera como EL Edgar Allan Poe de la región, por eso su seudónimo fue una traducción literal de Poe. Su nombre real fue: Taro Hirai]. Por ello, sus cuentos conforman gran parte de la serie. ¿Qué quiere decir esto? ¡No hay manga! De hecho, las narraciones fueron sacadas de uno de los pocos libros traducidos al español llamado Relatos japoneses de misterio e imaginación. El primer capítulo del anime es el primer capítulo del libro: La silla humana, parte 1.
El primer capítulo comienza con un cráneo e imágenes sin sentido: un muchacho, mariposas, sombras grises y una atmósfera gris. De pronto, le sigue una frase que dice que el mundo en el que vivimos es un sueño, las cosas que soñamos son el mundo real. Hasta el momento, no hay diálogos ni ningún tipo de interacción relevante: salvo caminar. El personaje sin nombre camina por las calles, no reconoce a nadie y solo suspira. Los pocos segundos establecen una relación existencialista con lo que suponemos será el personaje principal. Además, el único rasgo de color es la mariposa que vuela sobre la cabeza del chico. Luego, se interrumpe la escena y se da paso al opening. Hay una pausa con fondo negro y regresamos con aquel muchacho. Se encontraba tirado en el suelo, con una sierra de mano llena de sangre. Él despierta y dice "por fin se acabó mi aburrimiento", enfrente estaba el cuerpo de su profesor descuartizado y colocado de una forma muy peculiar. Cambia el cuadro y, con forme pasa el tiempo, esas siluetas grises se convierten en personas, tienen nombres y se nos introducen. Se trata de un juego de relevancia para no colmar la historia de personajes que, eventualmente, desaparecerán y dejarán de ser útiles. Nuestro protagonista se llama Kobayashi, chico de 17 años sumamente inteligente y con problemas para crear vínculos sociales, luego está su amigo Hashiba y una lista de policías que se presentan en la escena del crimen. Entre ellos se encuentra un "detective imperial" conocido como Akechi. Hasta el momento, no se sabe más. El capítulo avanza y Kobayashi intenta resolver el misterio por sí mismo, sobre todo porque encuentra un método para entretenerse. La historia se teje de manera que el detective y el protagonista coincidan y se conozcan. Se revela el pasado de Akechi como un estudiante brillante que jamás fue un buen estudiante, pero sí muy talentoso. El fin del encuentro es convertirse en un equipo capaz de resolver el misterio detrás del asesinato. Tan simple y sencillo, ¿verdad? ¡Nos encantaría que así fuera!, pero la trama de un giro inesperado porque el detective no quiere colaborar, no le interesa tener gente a su cargo ni micho menos tener compañía. Sin embargo, le propone un juego a Kobayashi: si resuelve el caso por su cuenta, podrán trabajar junto. No sin antes colocarle algunos obstáculos, pues se emitió una orden de captura contra él por ser cómplice del maestro que fue asesinado. Al parecer, el señor era un homicida y se cree que nuestro protagonista es cómplice. Por último, aparecen mariposas y el capítulo termina.
Ranpo Kitan... Sigue la estructura de cualquier cuento: inicio, nudo y desenlace. La diferencia está en que cada capítulo posee sus propias problemáticas que pretenden hilar un caso dirigido a un solo asesino o, al menos, a los títeres del asesino. Para ser una primera temporada traza muy bien las bases para la tensión. Sin embargo, la serie cuenta con algunos fallos en el hilo narrativo de vida a su corta duración de 11 capítulos.
El diseño de los personajes responde a la moda de la época. Allá por 2015, había un patrón marcadísimo para dibujar y crear personajes: hacerlos más delicados, lindos y andróginos posibles y crear cierta distracción sexual para que el tema principal o sea una relación como tal sino, más bien, las acciones que los rodean y componen. Por tanto, no sobresalen, no son la gran cosa y carecen de cierta originalidad. La paleta de colores trata de responder la temática del anime: "el misterio". De hecho, juega con las tonalidades más oscuras para representar el proceso de investigación que conlleva un asesinato. Además, las únicas escenas que sobresalen por su color fuerte y el matiz de la iluminación es cuando se dan las respuestas al caso. En ambos ocurre la aparición de las mariposas como símbolo del caos y cuán significativos son dentro del caso. Por el momento, el hilo narrativo, el color y la ambientación son factores clave dentro de la historia. Ahora, los personajes son genéricos, pues responden a necesidades básicas que no los hacen evolucionar más allá de complacer sus caprichos de diversión y aventura. Lo música es un complemento que, como las mariposas, buscan resaltar momentos específicos. Situaciones tales como el estrés, la diversión y los clímax de descubrimientos. Sin embargo, esta serie se caracteriza por el uso de los silencios. Por ejemplo, hay instantes en el que se rellenan con diálogo y la forma tan fácil de abrirse entre los personajes, pero no hay necesidad de música ambiental que resalte todo el tiempo las emociones. Como audiencia, quisiera que los sonidos raros, de esos que ponen en las películas de miedo, sofocaran las escenas cruciales y se convirtiera en un cliché. Pero, no ocurre. Ranpo Kitan tiene una banda sonora muy limpia. Tal vez no está al nivel de Yoko Kanno o Kaoru Wada a nivel interpretativo o habilidad musical. De por sí, la serie no lo requiere, el misterio se alimenta de los grandes silencios cuando el ruido no es un personaje esencial.
Finalmente, ¿recomendaría Ranpo Kitan: game of laplace? Depende. Es entretenido porque la curiosidad es fundamental y el cerebro humano tiende a atar cabos. A nivel de resolución, juegos psicológicos y asesinatos extraños es una preciosa joya que debe entrar a la lista de pendientes. Pero, si la intención es encontrar grandes personajes, una aventura sin igual y tener lolis y fanservice all the way, aquí no hay nada qué ver.
